Vortex es la manera en la que banda madrileña de post-rock, post-metal y rock instrumental, Toundra, rompe la numeración de sus producciones discográficas hasta el momento, más no así su calidad y creatividad musical.
Desde (I) (2008) su sonido, que absorbe elementos de la música de medio oriente, ha tenido una evolución gigantesca, incorporando ahora sutiles arreglos electrónicos. El paso de 10 años no ha sido en vano, sus múltiples giras por europa les han otorgado una valorable y muy envidiable experiencia.
Vortex es hasta ahora el álbum con más piezas más no así el más largo de su colección. Su recorrido a través de ocho canciones que van desde los 120 segundos hasta los 11:11 minutos, se vuelve una odisea. Sensaciones van y vienen. Violencia y desesperación de repente son canceladas únicamente por guitarras esperanzadora que nos hacen pensar que todo estará bien al final del camino.
“Tuareg” es la tercera escala de este disco que nos conduce por aguas tranquilas y calmas hasta adentrarnos, sin hacerlo notar, en una campaña a tomar con precaución. La percusión anuncia un peligro aparente y cercano. Llegando a la mitad de la canción el drama incrementa y la respiración se acelera. La lucha es compleja. Eso ha sido todo. Aguas tranquilas nuevamente pero con el sinsabor de un bajo oscuro y amargo que da pie a una guitarra melódica de esperanza hasta topar nuevamente con la batería que honra a los caídos.
En la recta final del disco es importante destacar “Mojave”. Es el elemento más ambicioso del todo el disco. 11:11 de una lucha interminable, de un bajo grave y oscuro que no descansa. Es una canción de una atmósfera pesada y atropelladora, que revuelca y empuja con mucha potencia hacia un callejón sin salida. Los espacios menos abrumadores contienen pequeños crescendos que guían hasta un acantilado donde nuevamente el bajo toma protagonismo con un ritmo imposible de ignorar, seguido de una guitarra rítmica que como metralleta se adueña de todo palpitar.
Su portada, un elemento destacado dentro de las producciones de este cuarteto, rompen la estética de sus tres álbumes anteriores y busca una composición más minimalista, con una gráfica sencilla que aporta muchísima soledad y misterio, dándonos una antesala a lo que escucharemos, como insinuando que la lucha es personal.
2018 pinta como otro gran año para esta banda que apenas lanzado este disco toma nuevamente las maletas para comenzar su gira europea, ya que 2017 fue un año importante y ocupado puesto que tuvieron el tour por Europa de VI (2015) y los 10 años como agrupación, así como el proyecto alterno de rock experimental y flamenco que tienen con el cantante El Niño de Elche: Exquirla.