Cuando el rhythm n’ blues, la electrónica, el hip-hop y la música de vanguardia se funden, dan como resultado un sonido como el de Las Hermanas, proyecto del colombiano Diego Cuellar. Música elaborada, complicada, de difícil acceso, pero a la que una vez que se penetra resulta imposible (e indeseable) escapar.
Las Hermanas se dio a conocer en el 2014 cuando lanzó EP, su extraordinaria producción debut que dio mucho de qué hablar y que le valió posicionarse en buenos festivales de música en América Latina.
Cuellar vuelve tres años después con No Amanece, una colección de 7 canciones en su mayoría de menos de tres minutos.
Diagnóstico a primera escucha
El EP cuenta con una continuidad entre tema y tema que casi lo hace una obra sinfónica, lo cual se nota desde el corte abridor que le da el título al disco, de ecos progresivos con pasajes de salvaje disonancia, momentos de calma, atmósferas siniestras que de pronto se convierten en paisajes celestiales.
A primera escucha, Cuellar une melodías de enorme belleza en los favoritos “Salón Comunal Rock”, “Veinticinco Dedos” y “Puentes” para armar toda en una combinación sin baches o recaídas, con una intensidad que se mantiene a lo largo de todo el álbum. Es un alucinante viaje sin escalas que nos lleva donde nosotros decidamos: a las puertas del paraíso o a los rincones más oscuros y ardientes del infierno.